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Miedo al qué dirán, ¿cómo superarlo?

  • Foto del escritor: LauraObeso
    LauraObeso
  • 26 jul 2021
  • 3 Min. de lectura

La preocupación por lo que los demás puedan pensar o decir de nosotros suele ser una de las causas más comunes por las que nos paralicemos al momento de trabajar por nuestras metas. También puede afectarnos de formas más sutiles, como por ejemplo cuando dejamos de ponernos la ropa que nos gusta, o cuando no decimos que preferiríamos comer otro alimento en una reunión de amigos.


Si te sientes indentificado con alguna de estas situaciones, es posible que te esté afectando el miedo al qué dirán. Te invito a que sigas leyendo para descubrir cómo puedes manejarlo.





¿Por qué me importa tanto lo que digan los demás?


Para comenzar, quiero explicarte por qué se da el miedo lo que otros puedan pensar o decir de nosotros.


Los seres humanos hemos evolucionado como especie gracias a que hemos vivido en comunidad. En otras palabras, nuestros ancestros no tardaron en entender que pertenecer a un grupo aumentaba significativamente las probabilidades de NO morir ante el ataque de algún animal salvaje (por dar un ejemplo). Así, pertenecer al grupo se volvió un asunto de vida o muerte. Literalmente.


Estarás pensando que eso pasó hace miles de millones de años y que no tiene nada que ver contigo. Sin embargo, nuestro cerebro no está tan distante del de nuestros ancestros, y aún hoy, los seres humanos seguimos preocupándonos por pertenecer, pues lo asociamos a la supervivencia.


Es por esto que hoy, cuando alguien nos aprueba nos resulta bastante gratificante, pues nos hace sentir parte importante del grupo, y por lo tanto, lo terminamos por asociar con la supervivencia.


Y si algo que tenemos claro en psicología es que si algo es gratificante, seguramente lo seguiremos buscando en situaciones futuras.


¿Entonces por qué siento malestar?


Debes estar preguntándote de dónde viene entonces tanto malestar, si al fin de cuentas el temor al qué dirán es algo que nos ha acompañado como especie, y parece bastante útil y natural.


Desde el punto de vista psicológico, el sufrimiento surge cuando repetimos estrategias del pasado a situaciones donde las mismas ya no son útiles (Para profundizar más en este tema puede consultar aquí). Es decir, querer pertenecer al grupo para defenderte de un campo lleno de tigres es bastante útil. Querer pertenecer al grupo y sacrificar tus sueños, quizás no tanto.


El reto está entonces en aprender a diferenciar cuándo ese temor es útil, y cuando no. Y por supuesto, en hacer esas cosas que consideras que pueden deteriorar la imagen que los demás tienen de ti, a pesar de que el temor esté presente.


¿Cómo lo logro?


Ahora sí, vamos a lo que realmente te interesa: lo que puedes hacer.

  1. Aprende a observar en ti el deseo de agradar. ¿Cómo te sientes cuando aparece el miedo al qué dirán? ¿En qué parte del cuerpo lo sientes? ¿Qué historias te cuenta tu mente?

  2. Mantén esto presente: NO ERES TUS PENSAMIENTOS NI TUS EMOCIONES. Eres quien observa, quien tiene la experiencia de pensar y de sentir.

  3. No olvides que la mente cuenta historias que parecen verdaderas, pero eso no significa que sean la realidad. A la mente le encanta generar historias, ese es su trabajo...Igual que Disney, por decirte algo.

  4. Recuerda que el miedo al qué dirán se trata de un mecanismo de supervivencia que tenemos como especie. No intentes eliminarlo, no vas a poder deshacer en un segundo miles de millones de años de evolución.

  5. MUÉVETE. No esperes a que desaparezca el temor. Cuando te mueves a hacer lo que realmente quieres, te das cuenta que las historias de tu mente no eran totalmente ciertas. Es decir, ponte ese vestido, dile a tu pareja que quieres hamburguesa en vez de pizza.

  6. Recuerda que, si difícilmente tus pensamientos logran describir el valor que tienes como persona, mucho menos los pensamientos de otros. Al fin de cuentas, el pensamiento es sólo un montón de sonidos en nuestra cabeza.

¡Espero que estas estrategias te sean útiles!


Recuerda


Este artículo no tiene una intención terapéutica. Si necesitas ayuda personalizada y más profunda, o si estas estrategias no te son de utilidad después intentarlas pot un tiempo, de no dudes en buscarme para agendar nuestra primera cita.


¡Nos vemos pronto!


 
 
 

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